viernes, 23 de noviembre de 2007

Orígenes y Desarrollo de la Teoría Fundamentada. Su inserción en la investigación cualitativa


La investigación cualitativa es uno de los paradigmas que ha resurgido con fuerza en las últimas décadas como una de las formas de abordar la investigación socioeducativa. Sin embargo, por ser uno de los que menos se han aplicado para la generación de conocimiento, se han presentado contradicciones, confusiones e incertidumbre al momento de su praxis. Son muchos los autores que han escrito acerca de éste paradigma, pero todavía no hay claridad o entendimiento al momento de su aplicación.
En este sentido, al hablar de praxis, se hace referencia a la puesta en práctica de las distintas perspectivas, métodos y técnicas para comprender y generar conocimiento fundamentado en observaciones e interpretaciones hechas desde el punto de vista de los participantes, el conocimiento generado es denominado teoría sustantiva. La teoría sustantiva se refiere a un conjunto de explicaciones correspondiente a un contexto específico y “cada una es única” (Strauss y Corbin, 2002, p.27), a diferencia de las teorías formales o generales, “éstas son menos específicas y… se aplican a un rango más amplio de problemas y asuntos disciplinarios” (ob.cit.p.26).
Algunos ejemplos de estas perspectivas están constituidos por el método de reducción fenomenológico, el método comparativo continuo y la teoría fundamentada. Esta última frecuentemente utilizada por los investigadores en las distintas universidades, podría decirse que es una de las que están de moda, ya que sólo se escucha la expresión “hay que aplicar teoría fundamentada” o “utiliza el método comparativo continuo”. No obstante, las aplicaciones de este método varían en forma y profundidad, lo cual justifica la necesidad de conocer sus orígenes y desarrollo.
Hablar de la Teoría Fundamentada (TF), es hablar de interpretación y sus orígenes se remontan a 1880 aproximadamente, cuando Herber Mead trata de encontrar un fundamento para defender los valores con los cuales se había comprometido como eran, el compromiso con la gente de color y el papel protagónico de la mujer. Es de acotar que Mead venía de una familia de religión protestante y en el colegio que estudió tuvo una rígida ortodoxia doctrinal, con una moral estricta arraigada en la propia doctrina cristiana. Mead, al igual que toda su generación, estuvo expuesto a la influencia del pensamiento científico como lo era el positivismo, lo que lo llevó a indagar el fundamento más apropiado para esos valores que fueran compatibles con la concepción científica del mundo y del hombre. Mead buscaba una teoría que justificara y le diera al ser humano una mayor comprensión del mundo en el que se desenvolvía y en la que él se posicionaba. Pasa a ser entonces, el iniciador del interaccionismo simbólico y es conocido en la literatura en citas y enlaces teóricos por su contribución en temas como los mecanismos de socialización o la importancia del lenguaje en la construcción de la personalidad así como en líneas tangenciales de sociofenomenología, la teoría cognitivista o la versión habermesiana de la teoría crítica (Pérez, 2004).
Al interaccionismo simbólico le preceden otras teorías que influyeron en esta corriente, a saber, el pragmatismo y el conductismo; este último representado por Watson en 1913, quien subrayó la importancia del estudio del comportamiento humano mediante procedimientos objetivos y experimentales. El conductismo repercute en el interaccionismo simbólico, en el sentido que esta corriente se resiste a aceptar solamente el estudio de la conducta humana a través de un estímulo, Mead es enfático al afirmar que “el acto social no es explicado construyéndolo a partir de estímulo más reacción” (Mead cit. p. Miranda, 2003, p.241); si bien es cierto que una parte del acto social es observable lo cual coincide con Watson, para Mead no todo es observable porque “no puede pasar por alto la experiencia interna del individuo” (ob.cit.).
Mead argumenta que el “acto” es el aspecto esencial considerado desde punto de vista conductista en la psicología social e individual, sin embargo, las actitudes de las personas no solo responden a impulsos automáticos como la del hambre, sino que también reciben estímulos como las imágenes en donde el ser humano selecciona una de ellas y rechaza a la otras, hay un proceso de selección y las respuestas que se dan son elegidas tomando en cuenta las experiencias pasadas y considerando las consecuencias futuras, por tanto, la acción humana es un proceso en el que se deciden sobre varias alternativas para satisfacer el impulso inicial u original (Miranda, 2003).
De esta forma, se configura la premisa inicial del interaccionismo simbólico en donde el individuo, como ser social, vive en interacción con otras personas o grupos sociales y son esos procesos de interrelación los que contribuyen a configurar definitivamente la personalidad del ser humano.
Para Mead, el teórico principal de esta corriente, la totalidad de los procesos mentales es lo que precede a la mente, el self, el verse así mismo como objeto social. La unidad básica es el acto social y el mecanismo básico que lo configura es el gesto, en especial el vocal usado por los seres humanos, el cual favorece el desarrollo del lenguaje y la capacidad para comunicarse (Carabaña y Lamo de Espinosa, 2004). Para los interaccionistas simbólicos, el self es de suma importancia pues emerge en el proceso de comunicación entre las personas. Es también llamado empatía, que es la capacidad de colocarse en lugar de la otra persona para comprender cómo sería nuestra actuación si estuviéramos en la situación de ellos y, verse a sí mismo como lo ven los otros.
Posteriormente, Herbert Blumer, quien era colaborador de Mead lo reemplazó cuando éste enfermó. Mead no escribió libros acerca de su teoría sino que sus argumentos y afirmaciones, fueron recogidos por sus alumnos y organizadas posteriormente para su publicación. Uno de estos estudiantes fue Blumer quien acuñó la palabra “interaccionismo simbólico” en 1938 y, afirmó que el investigador al comenzar estudiar el mundo empírico posee un esquema previo de creencias y teorías acerca del fenómeno a ser investigado (Rizo, 2004) Blumer, en su artículo sobre la metodología del interaccionismo simbólico establece tres premisas:
1) Los seres humanos actúan hacia los objetos sobre la base del significado que los objetos tienen para ellos; 2) El significado de tales objetos deriva de la interacción social y, 3) Estos significados son manejados y modificados a través de la interpretación de cada persona al enfrentarse a los objetos que encuentra a su paso (Blumer, 1962 cit. p. Forni 2000, p.6).

En estas premisas se muestra la importancia que tiene la percepción y los significados otorgados por cada una de las personas al objeto de conocimiento, allí el significado es tomado como tal o es ignorado. Blumer afirma que existe un abismo entre la teoría y el mundo empírico, porque la teoría responde a un esquema predeterminado, convierte la problemática en clases específicas de variables dependiente e independiente y utiliza la teoría para explicar las relaciones del fenómeno o situación de estudio. Pero, la realidad no se ajusta a un esquema específico porque cambia de un contexto a otro, por tanto, considera que la teoría no es suficiente para interpretarla porque tiene inexactitudes, errores y equivocaciones, y está sujeta a la incorporación de esquemas foráneos a su campo, cuando es aplicada a la realidad, la teoría ordena el mundo a su forma, estilo o molde.
En las premisas anteriormente presentadas, se asienta la Teoría Fundamentada, uno de sus descubridores Anselm Strauss, quien primero quiso ser médico para después tomar la carrera de sociología, estudió en la escuela de Chicago y recibió clases e influencia de uno de los discípulos de Robert Park (1920) quien adoptó para ese momento el conductismo social que había sido empleado por Mead como arma contra el enfoque intuicionista de las distintas variantes del introspeccionismo (Sánchez de la Yncera y López, 1996). Para 1935, Strauss comenzó a estudiar filosofía del pragmatismo americano especialmente el de John Dewey, filósofo que ya había cuestionado la psicología conductista con su esquema de estímulo-respuesta en 1922.
Cuando Strauss comienza su primera clase en sociología, su primer instructor fue Herbert Blumer, quien lo introdujo en la obra de George Mead, y trabajó con él convirtiéndose en su asistente.
Los sociólogos de Chicago partían principalmente del modelo de la acción derivado del ideario pragmatista y de la psicología social de Mead, sirviéndose de éste como fundamento teórico y direccionándolo para el fin de sus propias investigaciones viéndose movidos por la convicción de que las reformas sólo podían ser llevadas a buen puerto, si eran guiadas por un exhaustivo análisis científico. Mientras estas nuevas formas de hacer investigación social sucedían, la ciudad de Chicago sufrió en un corto espacio de tiempo una expansión increíble, lo cual hizo surgir problemas sociales y étnicos que la convirtieron en un campo de investigación propicio para las ciencias sociales. De ello dan fe la enorme cantidad de estudios sociológicos que se llevaron a cabo durante aquel período. Por tanto, Blumer quien fue asesor de la tesis de maestría de Strauss, ejerció una influencia fundamental en su pensamiento, lo que lo llevó a analizar con una visión más crítica la labor desarrollada por la sociología (ob.cit.2004).
Luego durante la Segunda Guerra Mundial por motivos de salud, Strauss no fue llamado a filas y continuó trabajando bajo la tutela de Ernest Burgess quien fue su tutor de tesis doctoral, éste fue coautor con Robert Park del trabajo de “La Masa y el público”, publicado en 1904, Burgess y Park compartían la misma oficina por eso se hicieron colaboradores. Mucho antes de popularizarse la palabra interaccionismo simbólico, Park utilizaba el término conductismo social, para darle una nueva orientación a las investigaciones que se plantearían posteriormente, orientación referida hacia el cambio social y cultural en la que se proponían problemas distintos a los que se investigaban para aquella época de 1913 a 1935, como lo era el racismo, el feminismo, el trabajo social, la inmigración, la discriminación social, la política entre otros (Sánchez de la Yncera y López, 1996).
Los estudios más destacados de Strauss con relación a la investigación cualitativa, enfatizan la necesidad de su realización metódicamente, paso a paso, especialmente en el desarrollo de la Teoría Fundamentada, estas investigaciones giraban en torno a la organización del trabajo en los hospitales, el trato con el cuerpo, el dolor, las enfermedades crónicas y el morir (Legewie, Heiner y Schervier-Legewie, Barbara, 2004).
Para Strauss era muy importante el buscar conceptos teóricos, estos conceptos “son representaciones abstractas de un acontecimiento” (Strauss y Corbin, 2002, p.112), en otras palabras son eventos, hechos significativos identificados por el investigador en los fenómenos estudiados, en el cual se agrupan sucesos similares bajo un patrón común. Entre los conceptos que desarrolló se encuentran Negociación y orden negociado, Contexto de conciencia referido a la conciencia que tenían las personas con respecto a la muerte de un familiar que fallecería pronto en instituciones de salud, Trayectoria, Labor de coordinación y Mundo social- submundo
Influenciado y atraído por el interaccionismo simbólico de Blumer, Strauss realizó una investigación en la que se analizaban las fantasías y el soñar despierto; tenía una gran cantidad de datos de los cuales no tenia idea de cómo analizarlos, y las formas existentes no eran las más adecuadas para su análisis, a lo cual siguió el consejo que le dio Blumer “¡Haz con los datos lo que se te venga en gana!” (ob.cit, parráf. 28, 2004).
Posteriormente en 1960, comenzó a investigar en la escuela de medicina de la Universidad en San Francisco, buscando un problema de investigación y descubrió las dificultades que tenían las personas para enfrentarse a los enfermos moribundos. Así inició su estudio acerca de la muerte en los hospitales, pero este estudio demandaba de análisis muy particulares y profundos, lo cual requirió la ayuda de Barney Glaser quien colaboró en la investigación. Durante el trabajo de campo redactaban "memos analíticos" en los que se basaban para desarrollar paso a paso los conceptos y “cada nuevo sondeo partía de los esfuerzos teóricos anteriores, a lo que llamaríamos muestreo teórico” (ob.cit. parráf. 29, 2004). Esto permitió redactar, finalmente, el significado de la muerte conciente y conceptualizar circunstancias o estados de conciencia que involucraban la conciencia cerrada, recelo, engaño recíproco y conciencia abierta, de este modo fue desarrollando la teoría fundamentada y su propio estilo de investigar.
Por otra parte, Glaser poseía un conocimiento más sistemático, procedía de una escuela cuantitativa y fue quien acuñó la expresión “Método comparativo constante” (Glaser, 1965 cit. p. Vallés, 2001, p.3), Glaser y Strauss trabajaron juntos en el descubrimiento de la Teoría fundamentada. El primero afirmaba, que ésta es una perspectiva basada en la metodología, perspectiva que era referida por las personas de quienes se obtenía la información y que éstas cambian, porque los participantes tienen múltiples perspectivas, que indefectiblemente, varían con su acción, como lo mostraron en “Conciencia de la Muerte” de Glaser y Strauss en 1965. Ante las múltiples perspectivas de los participantes, el investigador en Teoría Fundamentada actúa y, éstas son elevadas al nivel de abstracción de la conceptualización, esperando encontrar, patrones o tendencias subyacentes (Glaser, 2002).
Se aprecia que cuando se habla de la teoría que emerge de los actores se hace referencia a cómo esas personas ven su mundo, a la perspectiva de cómo la conciben y desde allí surge la teoría sustantiva pero aplicando el método comparativo constante a través del muestreo teórico, tal cual como lo manifiesta Glaser (ob.cit.,2002) al decir que:
el método comparativo continuo descubre el patrón latente en las múltiples palabras del participante, tales como, por ejemplo, el nivel de dolor sentido por el paciente en una cita odontológica, modifica el concepto del paciente sobre el trabajo del dentista…las categorías, que son conceptos, no son regalos maravillosos, proceden del tedioso método comparativo constante, unido al sensible muestreo teórico y están constantemente siendo ajustados a los datos (p.2).

Es necesario resaltar, que los datos no vienen del cielo, ni están allí esperándonos. De la aplicación del método comparativo continuo y el surgimiento de la perspectiva de los participantes nace el título de "The Discovery of Grounded Theory" (1967), como una metodología para descubrir teorías que duermen en los datos, que emergen de los datos. La Teoría Fundamentada no es una teoría para corroborar teorías, ni tampoco un método para comprobar hechos y demostrar hipótesis de causa efecto, sino un método para descubrir patrones que subyacen en los datos.
De acuerdo a Strauss (Legewie, Heiner y Schervier-Legewie, Barbara, 2004), esta publicación respondía a tres objetivos específicos: a) legitimar la investigación cualitativa, b) proponer una metodología diferente a la de los sociólogos funcionalistas Parson o Merton para esa época y c) ofrecer posibilidades de desarrollar una teoría partiendo de los datos. De esta forma la teoría fundamentada inicia su incursión en las investigaciones de carácter cualitativo. El primer libro publicado no contenía los procedimientos, fue una versión más teórica, ya que Glaser y Strauss consideraban que no podía explicarse como una técnica cualquiera de laboratorio; sin embargo, sus alumnos comenzaron exigir cuáles eran los pasos que debían seguirse en el análisis de los datos e iniciaron la grabación de los seminarios de Strauss, los cuales fueron transcritos, revisados y complementados por éste y así surge el libro Qualitative Analysis for Social Scientists en 1987.
Después de la publicación de este libro, Strauss redactó otro en 1990 junto a Juliet Corbin, titulado Basics of Qualitative Research, mucho más didáctico, en el cual se dan los pasos de la aplicación del método comparativo continuo para descubrir teoría fundamentada subyacente en los datos. Los aspectos básicos de este método radican en el modo de la codificación, ésta es teórica y no sólo sirve para clasificar y describir acontecimientos sino para desarrollar conceptos teóricos que expliquen los fenómenos en estudio (ob.cit., 2004); el muestreo teórico que se aplica después de analizar los primeros datos, al realizar los memos analíticos permiten la elección del próximo entrevistado y las comparaciones de los fenómenos y los contextos, de los cuales resultan los conceptos teóricos, si se cumplen estos aspectos se tiene la metodología (ob.cit. parraf. 59, 2004).
A modo de conclusión, después de conocer cómo surgió la Teoría Fundamentada y su fundamentación epistémica en el Interaccionismo simbólico de Blumer, se puede concluir que en un principio los descubridores de la Teoría Fundamentada no tenían la intención de convertir las comparaciones continuas en una metodología rígida; por el contrario, querían que éstas se convirtieran en un modo propio de investigar en donde cada quien proporcionara y aplicara su propio estilo. Sin embargo, las circunstancias condujeron a la forma de proceder por pasos que fuesen la guía para los investigadores que incursionaban en la investigación cualitativa; de esta forma la Teoría Fundamentada se insertó en las investigaciones con estas características. No obstante, cada investigador debe o puede imprimirle su carácter, conservando la sistematicidad, que proporciona el aval del descubrimiento de la teoría. Por tanto, se concluye que la Teoría Fundamentada es un método que permite descubrir teorías sustantivas a partir de los datos.



REFERENCIAS


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